Fotografía: Monstruo del Cine SAS.
Alrededor del cine que queremos hacer, compartimos otro texto de Fernando León de Aranoa que entendemos como una declaración de principios que invita a no dejar de ver nuestro entorno y nuestras realidades y fantasías como punto de partido creativo. De nuevo, aspiramos a inspirar a los lectores por medio de la lúcida escritura del director español. Un texto corto que puede leerse como manual de acciones o como ruidosa arenga.
“Contra la hipermetropía
Que los protagonistas sean ellos, los que hasta ahora protagonizaban tan sólo sucesos de barrio, pequeñas columnas locales. Que sean ellos los que por una vez jueguen en casa, y ganen, y al final se lleven a la chica y coman con ella perdices, perritos calientes, o lo que sea que coman. Que sean ellos. Los que viven en los barrios, los que leen la vida
en las revistas, los que tienen problemas para llegar a fin de mes, y a mediados, los que tienen problemas para comenzarlo. Los que no se resignan, los que no se consuelan porque no pueden, los que todavía le andan buscando el folleto de instrucciones a la adolescencia, los que abren un coche para ir a ver el mar y al llegar descubren que era más bonito en las fotos. Que sean ellos de los que hablen nuestras historias, nuestras películas, nuestras esperanzas.
Y que nuestras ficciones sean las suyas, pedazos de vida, momentos. Que nos conmuevan sus fortalezas, sus convicciones, sus momentáneos desalojos. Que nos preocupe su complicada, su necesaria supervivencia, aunque no la amenacen enormes y fieros lagartos, terribles marcianos. Aunque sólo la amenace el paro. El enorme y fiero, el terrible paro.
Que el género lo ponga la vida y escriba para nosotros los dramas que ocultan las puertas cerradas de sus dormitorios. Que cuente también sus comedias, sus buenos y malos humores y sus mejores momentos, los que suceden a diario en los billares, en las plazas, en los bancos de los parques, apasionados romances de patio interior, de pinzas y ropa tendida, esperanzadas crónicas del desempleo. Y que cuente también sus violencias cotidianas, sus cotidianas ternuras, sus terroríficos cuentos de pasadizos oscuros, de miedo y derrotas, de gomas, temblores y cucharillas.
Que los finales sean felices a veces y a veces no, que sean abiertos, sencillos, amargos, que sean hermosos o trágicos, que sean como quieran, o comoquiera que deban ser los finales, pero que sean siempre siempre un principio.
Que el cine, este cine hipermétrope, que sólo ve bien lo que pasa a distancia, se ocupe de lo que tiene cerca, de lo que olvida porque no lo ve claro, porque no lo quiere ver. De sus historias cercanas, habituales, prodigiosas.”
(Tomado de: “Contra la Hipermetropía, textos reunidos”, Ed. Debate, 2010). Este texto forma parte del libro compilatorio “Contra la Hipermetropía” de Fernando León de Aranoa. Los derechos pertenecen enteramente a su autor y su editorial y aquí se comparten con fines estrictamente culturales y sin ánimo de lucro. El texto está disponible en fuentes variadas en internet como parte de las secciones que se pueden previsualizar pública y abiertamente).